La leyenda de Zelda El cuerno de la revoluciï¿½n, por Linkedu

R4ml · Administrador Registrado: 12 Sep 2007 Mensajes: 1324

El muchacho abriï¿½ los ojos al amanecer, lo veï¿½a entre las lujosas cortinas de seda. Link no se acostumbraba a la habitaciï¿½n que Zelda le habï¿½a otorgado, cosa que habï¿½a sido causa de habladurï¿½as y rumores en la corte, ningï¿½n noble se explicaba como la soberana le dio a un campesino un cargo y un lugar en el palacio. En el pueblo, el joven se hizo conocido por algunas proezas, por lo que los ciudadanos decï¿½an que Zelda lo acogiï¿½ para aumentar su popularidad.

Link se puso una tï¿½nica corta azul, ciï¿½ï¿½ndola con un cinturï¿½n de cuero. Se puso aparte un pantalï¿½n negro y unas botas finas. Zelda tambiï¿½n le dio las ropas para que se presentara en el consejo. Apresurï¿½ el paso para llegar a la reuniï¿½n. Subiï¿½ las escaleras, que en secciones eran remplazadas por rampas de madera, mientras se reparaban.

Al llegar al salï¿½n del trono noto que los concejales ya se habï¿½an reunido, link se habï¿½a quedado dormido.

-esto da por terminado la reuniï¿½n de hoy- dijo la soberana sin quitar su vista del reciï¿½n llegado- gracias por traer al menos su presencia, joven.

Link bajï¿½ su cabeza, en seï¿½al de pena. Todos lo nobles se retiraron, exceptuando uno, Alejandro, el mï¿½s leal y anciano de los servidores de la corona. Link se acercï¿½ lentamente.

-hola, necesito hablarte de algo- dijo la princesa sin cambiar el tono- estudiaras un tiempo con otros espadachines jï¿½venes, solo quiero el certificado para poder nombrarte un caballero.

princesa- dijo Link- se supone que hoy regresarï¿½ a Ordon.

solo una semana, te he mandado a hacer un uniforme, es una clase especial, hecha para guerreros nobles.

-ï¿½Cuando empieza?

-hoy- dijo en voz baja- tienes un par de horas, lamento no haberlo dicho. Tienes tiempo de desayunar y despuï¿½s ve a los jardines- Alejandro le pasï¿½ un cajaï¿½- este es tu uniforme.

El uniforme consistï¿½a en un pantalï¿½n holgado y en una camisa ligera, ambos blancos, tambiï¿½n tenï¿½a una faja dorada. Llevï¿½ la espada de Ordon.

Link se retiro despuï¿½s de despedirse. Se fue al comedor.

Una hora despuï¿½s, llegï¿½ a los jardines. Ahï¿½ se sentï¿½ junto con los demï¿½s estudiantes en un cï¿½rculo. Llegï¿½ el instructor y empezï¿½ la clase. A link le pareciï¿½ tediosa, pues muchas de las tï¿½cnicas ya las sabï¿½a, durï¿½ bastante.

Al terminar se fue a su habitaciï¿½n en el palacio. Sobre su cama estaba habï¿½a una nota:

Link, bï¿½scame en mis aposentos.

Zelda

Se puso la ropa que llevaba antes. Cuando llegï¿½, la princesa estaba sentada delante un escritorio.

-hola, link- dijo- como estuvo la clase.

-algo aburrida.

- ya veo, pero no e preocupes, no serï¿½ por mucho.

-ï¿½es realmente necesario?

-mmmï¿½ lo que pasa es que lo de Ganondorf y Zant no es muy conocido y tu popularidad en el pueblo no basta, si eres un espadachï¿½n real y una figura pï¿½blica tienes mï¿½s oportunidad.

-complejoï¿½

-sï¿½, pero olvï¿½dalo, almorcemos algo en el comedor.

El resto del dï¿½a transcurriï¿½ normalmente.

R4ml · Administrador Registrado: 12 Sep 2007 Mensajes: 1324

Al amanecer del siguiente dï¿½a, Link se dirigiï¿½ a la sala del trono, tal como Zelda se lo pidiï¿½ la tarde anterior, llevï¿½ su espada. Se habï¿½a imaginado que hablarï¿½an de los requisitos para ser un caballero real, cosa que parecï¿½a interesarle mï¿½s a Zelda que a ï¿½l, probablemente- pensï¿½- para que pudiera quedarme en el palacio y ella tenga alguien con quiï¿½n hablar de asuntos como el estado de Midna o cosas por el estilo.

Al llegar Zelda estaba sentada en el trono con su misma mirada tan serena. No habï¿½a ningï¿½n consejero hablando con ella como normalmente habï¿½an, solo sus guardias y un escriba, seguramente esperando a que vinieran algunas persona. Zelda le hizo una seï¿½al para que se acerque.

-Buenos dï¿½as, Link- la princesa no dio tiempo de que responda- necesito habla contigo seriamente.

-ï¿½Quï¿½ pasa?

-Ayer, si recuerdas, te dije que iba explicarte por quï¿½ querï¿½a que te convirtieras en caballero, bien, pues se debe que a mï¿½ me gusta tenerte cerca, pero hay rumoresï¿½ no hablï¿½ de las habladurï¿½a tï¿½picas de la corte ni las crï¿½ticas del pueblo, pero los nobles mï¿½s agresivos dicenï¿½

La princesa no terminï¿½ de hablar pues en ese momento, Alejandro cruzï¿½ la puerta del salï¿½n, escoltado por cuatro soldados, en cuyas pecheras llevaban dibujado un dragï¿½n y una trifuerza, insignia de la casa a la que pertenecï¿½a Alejandro. Dos de sus guardias empezaron a cerrar las puertas, mientras una larga fila de soldados entraban, guiados por uno de mayor rango.

-ï¿½Quï¿½ pasa?- pregunto Zelda.

-va a ver un golpe de estado

-ï¿½por quiï¿½n?

Uno de los guardias de Alejandro se fue junto a Zelda y el otro junto a Link, los dos sacaron sus espadas y las apoyaron en sus cuellos en menos de un instante.

-por mï¿½- respondiï¿½ Alejandro, y mirando a la guardia real, apunto a la princesa en forma de amenaza- Capitï¿½n Acardio, prosiga.

-Princesa Zelda- leyï¿½- queda arrestada por cargos de traiciï¿½n y complot en contra de la Corona.

-quï¿½ cï¿½moï¿½ yo soy la coronaï¿½ ï¿½cï¿½mo es posible?- pro primera vez desde que a conocï¿½a Link vio a Zelda realmente desesperada.

-Nos traicionaste- dijo Alejandro- confiamos en ti y te rendiste, dejando a tu pueblo a favor de un tirano. Mientras tu pueblo vagaba como si nada, mï¿½s allï¿½ estaban aterrorizados, y tï¿½ no hiciste nada.

-Cometï¿½ un errorï¿½ por mï¿½s poderosa que sea, soy humana- se defendiï¿½.

-exacto, ese error era predecible, pero no lo viste, eso me dice que no eres la mï¿½s adecuada para gobernar Hyrule.

Link aprovechï¿½ un momento de inseguridad de su atacante y le dio un codazo en cara, intento quitarle su espada, pero fue repelido contra la pared. Aparentemente por obra de Alejandro.

-Adiï¿½s muchacho- dijo.

Una bola de luz apareciï¿½ en la mano del hombre y se la lanzï¿½, Zelda lanzï¿½ su poder sobre Link para protegerlo. Ambas fuerzas estallaron sobre el muchacho al mismo tiempo.

R4ml · Administrador Registrado: 12 Sep 2007 Mensajes: 1324

Link abriï¿½ los ojos cuando el sol ilumino la habitaciï¿½n. Mirï¿½ a la ventana como lo hacï¿½a todas las maï¿½anas. Tardo poco en darse cuanta que aquella venta no era la de su habitaciï¿½n, al igual que las sabanas.

-Buenos dï¿½as, dormilï¿½n- sonï¿½ una voz por detrï¿½s.

ï¿½l estaba tan confundido que no respondiï¿½. Se intento levantar rï¿½pidamente pero un agudo dolor atravesï¿½ cuerpo. Se dio cuenta que solo llevaba un pantalï¿½n parecido a una pijama y su torso estaba cubierto de vendajes, los recuerdos de aquella maï¿½ana lo golpearon cual rayo.

-Tranquilo- dijo aquella muchacha-, estï¿½s herido.

Link pudo observar bien a su acompaï¿½ante, una muchacha de su edad de cabello castaï¿½o claro y ojos verdes.

-mi nombre es Alina, por cierto- dijo- ï¿½cual es el tuyo?

-Link- tosiï¿½

-curioso nombre, oye, tengo que salir para avisar que despertaste.

Apenas se fue Alina, Link quitï¿½ las sï¿½banas y girï¿½ lentamente para levantarse, finalmente, logrï¿½ levantarse, se apoyï¿½ en un burï¿½ que estaba junto a su cama. Una vez de pie se fue apoyando en la cama y cualquier mueble que pudiera. Asï¿½ llegï¿½ a la ventana y vio que el lugar donde estaba, sin saber donde era, daba a una especie de laguna. Alrededor de la laguna habï¿½an unas casas, en grupos de dos o tres, todas las casas estaban junto al agua, pero no pegadas al suelo, toda estaban elevadas por pilares de piedra o de madera.

El sonido de la puerta al abrirse llamï¿½ la atenciï¿½n de Link. Entraron en ese momento dos mujeres de mediana edad vestidas de purpura y verde, cada una de un color. Una llevaba un plato de sopa y otros frascos de diferentes colores. Colocaron los objetos en el burï¿½ y fueron hacia el muchacho.

-No deberï¿½as estar levantado, regresa a la cama- dijo la de verde.

Lo agarraron por los brazos y lo recostaron cuidadosamente en la cama.

-Ahora bien- dijo la otra mientras que la primera estaba poniï¿½ndole el contenido de los frascos- mi nombre es Selena y ella es mi hermana Helena.

-ï¿½ye estï¿½!- dijo Helena triunfal- tï¿½mate esto y te sentirï¿½s mejor.

Link agarrï¿½ el tazï¿½n y empezï¿½ a tomar la sopa cucharada por cucharada. Enseguida sintiï¿½ como el dolor se iba dispersando.

-ï¿½Cuï¿½ntoï¿½ tiempoï¿½ dormï¿½?- dijo.

-Te encontramos ayer en la madrugada en la laguna- dijo Helena.- fuera de eso no sabemos nada.

Tras tocar a la puerta Alina entrï¿½ con ropa en las manos.

-Aquï¿½ esta lo que me pidieron.

-muchas gracias, querida- dijo Selena.

-ï¿½estï¿½ bien que vaya mï¿½s tarde al pueblo?- preguntï¿½ la muchacha.

-si, por supuesto.

Link mirï¿½ por la ventana hacia la laguna y el pueblo.

-ï¿½Quï¿½ te perece si llevas a Link contigo?- sugiriï¿½ Helena.

-estï¿½ bien, voy en una hora, ahï¿½ le dejo ropa.

Inclinï¿½ la cabeza y se fue. Link notï¿½ el hecho de que ï¿½l no le habï¿½a dicho su nombre a las hermanas, pensï¿½ que Alina se lo habrï¿½a dicho.

Ya habï¿½a pasado una hora. Link se habï¿½a pechado encima la tï¿½nica larga morada que le habï¿½an dejado. Alina tocï¿½ a la puerta y entrï¿½. Link se ciï¿½ï¿½ la tï¿½nica y agarrï¿½ una moneda de oro que le habï¿½an dejado precisamente para ir al mercado.

-ï¿½Ya estï¿½s listo?- pregunto ella- recuerda que solo serï¿½ una hora.

Link asintiï¿½ con la cabeza.

-eso debiï¿½ ser tan vergonzosoï¿½- dijo Alina cuando Link terminï¿½ su anï¿½cdota llegando al pequeï¿½o mercado- yo tengo una tanï¿½ bueno, voy a comprar un par de cosas.

Alina se alejo y Link curioseï¿½ por toda la tienda buscando un objeto que le llamara la atenciï¿½n. Encontrï¿½ un escudo con una luna dentro un sol como emblema. Era metï¿½lico y con gran belleza artï¿½stica como para ser un escudo. Estaba yendo a pagarlo cuan fue detenido por su amiga.

-ï¿½oye! No ve digas que vas a gastar la moneda en solo un escudo.

-yo creo que ese serï¿½a su precio.

-tal vezï¿½ pero el chiste es regatear.

-no tengo monedas de menor valor.

-no importa, agarra las cosas que quieres, ofrece tu moneda y negocia con el vendedor.

Link agarrï¿½ una ballesta, un carcaj mediano y varias flechas, junto con el escudo. Con ayuda de Alina agarrï¿½ el escudo, un carcaj pequeï¿½o y las flechas.

Debido a las compras de Alina y la constante conversaciï¿½n la salida de una hora se tardo tres. Cuando estaban llegando, Link notï¿½ que Alina no llevï¿½ vï¿½veres.

-Solo compre un par de artï¿½culos para mï¿½- Dijo cuando se lo preguntï¿½- la comida la sacamos del huerto.

Tras ayudar a Alina en un par de tareas, fueron al comedor para almorzar. A Link, la joven le pareciï¿½ sumamente agradable, era amable, de risa fï¿½cil, paciente entre otras cualidades.

Tras el almuerzo, Link ayudï¿½ a Alina en todas sus actividades, disfrutando de una amena plï¿½tica. Al anochecer, regresaron a sus habitaciones. Antes de acostarse, Link se lavï¿½ antes de acostarse.

R4ml · Administrador Registrado: 12 Sep 2007 Mensajes: 1324

Link abriï¿½ los ojos cuando el sol ilumino la habitaciï¿½n. Mirï¿½ a la ventana como lo hacï¿½a todas las maï¿½anas. Tardo poco en darse cuanta que aquella venta no era la de su habitaciï¿½n, al igual que las sabanas.

-Buenos dï¿½as, dormilï¿½n- sonï¿½ una voz por detrï¿½s.

ï¿½l estaba tan confundido que no respondiï¿½. Se intento levantar rï¿½pidamente pero un agudo dolor atravesï¿½ cuerpo. Se dio cuenta que solo llevaba un pantalï¿½n parecido a una pijama y su torso estaba cubierto de vendajes, los recuerdos de aquella maï¿½ana lo golpearon cual rayo.

-Tranquilo- dijo aquella muchacha-, estï¿½s herido.

Link pudo observar bien a su acompaï¿½ante, una muchacha de su edad de cabello castaï¿½o claro y ojos verdes.

-mi nombre es Alina, por cierto- dijo- ï¿½cual es el tuyo?

-Link- tosiï¿½

-curioso nombre, oye, tengo que salir para avisar que despertaste.

Apenas se fue Alina, Link quitï¿½ las sï¿½banas y girï¿½ lentamente para levantarse, finalmente, logrï¿½ levantarse, se apoyï¿½ en un burï¿½ que estaba junto a su cama. Una vez de pie se fue apoyando en la cama y cualquier mueble que pudiera. Asï¿½ llegï¿½ a la ventana y vio que el lugar donde estaba, sin saber donde era, daba a una especie de laguna. Alrededor de la laguna habï¿½an unas casas, en grupos de dos o tres, todas las casas estaban junto al agua, pero no pegadas al suelo, toda estaban elevadas por pilares de piedra o de madera.

El sonido de la puerta al abrirse llamï¿½ la atenciï¿½n de Link. Entraron en ese momento dos mujeres de mediana edad vestidas de purpura y verde, cada una de un color. Una llevaba un plato de sopa y otros frascos de diferentes colores. Colocaron los objetos en el burï¿½ y fueron hacia el muchacho.

-No deberï¿½as estar levantado, regresa a la cama- dijo la de verde.

Lo agarraron por los brazos y lo recostaron cuidadosamente en la cama.

-Ahora bien- dijo la otra mientras que la primera estaba poniï¿½ndole el contenido de los frascos- mi nombre es Selena y ella es mi hermana Helena.

-ï¿½ye estï¿½!- dijo Helena triunfal- tï¿½mate esto y te sentirï¿½s mejor.

Link agarrï¿½ el tazï¿½n y empezï¿½ a tomar la sopa cucharada por cucharada. Enseguida sintiï¿½ como el dolor se iba dispersando.

-ï¿½Cuï¿½ntoï¿½ tiempoï¿½ dormï¿½?- dijo.

-Te encontramos ayer en la madrugada en la laguna- dijo Helena.- fuera de eso no sabemos nada.

Tras tocar a la puerta Alina entrï¿½ con ropa en las manos.

-Aquï¿½ esta lo que me pidieron.

-muchas gracias, querida- dijo Selena.

-ï¿½estï¿½ bien que vaya mï¿½s tarde al pueblo?- preguntï¿½ la muchacha.

-si, por supuesto.

Link mirï¿½ por la ventana hacia la laguna y el pueblo.

-ï¿½Quï¿½ te perece si llevas a Link contigo?- sugiriï¿½ Helena.

-estï¿½ bien, voy en una hora, ahï¿½ le dejo ropa.

Inclinï¿½ la cabeza y se fue. Link notï¿½ el hecho de que ï¿½l no le habï¿½a dicho su nombre a las hermanas, pensï¿½ que Alina se lo habrï¿½a dicho.

Ya habï¿½a pasado una hora. Link se habï¿½a pechado encima la tï¿½nica larga morada que le habï¿½an dejado. Alina tocï¿½ a la puerta y entrï¿½. Link se ciï¿½ï¿½ la tï¿½nica y agarrï¿½ una moneda de oro que le habï¿½an dejado precisamente para ir al mercado.

-ï¿½Ya estï¿½s listo?- pregunto ella- recuerda que solo serï¿½ una hora.

Link asintiï¿½ con la cabeza.

-eso debiï¿½ ser tan vergonzosoï¿½- dijo Alina cuando Link terminï¿½ su anï¿½cdota llegando al pequeï¿½o mercado- yo tengo una tanï¿½ bueno, voy a comprar un par de cosas.

Alina se alejo y Link curioseï¿½ por toda la tienda buscando un objeto que le llamara la atenciï¿½n. Encontrï¿½ un escudo con una luna dentro un sol como emblema. Era metï¿½lico y con gran belleza artï¿½stica como para ser un escudo. Estaba yendo a pagarlo cuan fue detenido por su amiga.

-ï¿½oye! No ve digas que vas a gastar la moneda en solo un escudo.

-yo creo que ese serï¿½a su precio.

-tal vezï¿½ pero el chiste es regatear.

-no tengo monedas de menor valor.

-no importa, agarra las cosas que quieres, ofrece tu moneda y negocia con el vendedor.

Link agarrï¿½ una ballesta, un carcaj mediano y varias flechas, junto con el escudo. Con ayuda de Alina agarrï¿½ el escudo, un carcaj pequeï¿½o y las flechas.

Debido a las compras de Alina y la constante conversaciï¿½n la salida de una hora se tardo tres. Cuando estaban llegando, Link notï¿½ que Alina no llevï¿½ vï¿½veres.

-Solo compre un par de artï¿½culos para mï¿½- Dijo cuando se lo preguntï¿½- la comida la sacamos del huerto.

Tras ayudar a Alina en un par de tareas, fueron al comedor para almorzar. A Link, la joven le pareciï¿½ sumamente agradable, era amable, de risa fï¿½cil, paciente entre otras cualidades.

Tras el almuerzo, Link ayudï¿½ a Alina en todas sus actividades, disfrutando de una amena plï¿½tica. Al anochecer, regresaron a sus habitaciones. Antes de acostarse, Link se lavï¿½ antes de acostarse.

part IV

Link se despertï¿½ de nuevo al amanecer se levantï¿½ para ir a la ventana, inmediatamente sintiï¿½ un agudo dolor en sus costillas, como la maï¿½ana anterior, pero menos duro. Se apoyo al borde de la ventana. Regresï¿½ a su cama y se puso la tï¿½nica. La primera persona que vio ese dï¿½a fue Alina. Entrï¿½ con un plato de sopa en la mano.

-esto es como lo que te dieron Helena y Selena, ya estï¿½ preparado.

Al igual que la maï¿½ana anterior, tras tomarlo se sintiï¿½ mejor.

-ï¿½Hoy me acompaï¿½arï¿½s al huerto?- preguntï¿½ ella- puedes llevar tu nueva ballesta y probarla, durante el recorrido.

-Por supuesto.

Al terminar de comer salieron de la casa. Los muchachos subieron a un carro de caballos, salieron por un camino que los alejaba del pueblo.

-Helena y Selena son las personas mï¿½s poderosas del pueblo, de hecho son las lï¿½deres en prï¿½ctica del lugar- comentaba Alina.

-ï¿½desde hace cuanto que estï¿½s aquï¿½?- preguntï¿½ Link intrigado.

-menos de un aï¿½o- dijo para sorpresa de su compaï¿½ero.- lleguï¿½ de forma similar a ti, me encontraron y cuando me preguntaron quien era solo pude recordar mi nombre, me quedï¿½ ayudando a Las hermanas desde entonces.

Link bajo la cabeza un poco arrepentido de preguntar y hacer recordar a su amiga algo tan triste, o como ï¿½l lo veï¿½a, debido a la experiencia vivida con Ilia.

-ï¿½no sabes de donde vienes?- dijo.

-pues, creo que de mï¿½s allï¿½ de la gran montaï¿½a- dijo apuntando al oriente.

Ahï¿½, Link pudo ver detrï¿½s de una serie de colinas la silueta de una montaï¿½a. Pensï¿½ que posiblemente serï¿½a pico nevado.

-a Helena y Selena les parece muy interesante todo lo que viene de ahï¿½.

-ï¿½por quï¿½?

-dicen que una vez de ahï¿½ vino un grupo de exploraciï¿½n y dejaron algunos tesoros.

Se quedï¿½ pensando un momento, si detrï¿½s de la montaï¿½a era Hyrule, que motivo tendrï¿½a ese grupo, ï¿½serï¿½a un intento de anexiï¿½n?

-curiosamente, a mï¿½ no me preguntaron quien soy.

-no, pero por que ellas espï¿½an la mente y la tuya recuerda todo sobre ti.

ï¿½espï¿½an la menteï¿½ meditï¿½ Link en silencio.

Esa maï¿½ana se la pasaron entre los campos. Habï¿½a decenas de recolectores que traï¿½an cestos llenos cuando se detenï¿½an. Link y Alina se bajaban a ayudarlos. Pasaron varias horas en lo mismo, recogiendo las cosechas.

-ï¿½Siempre recogen tanto?- preguntï¿½ Link.

-Estos dï¿½as sï¿½, porque es ï¿½poca de cosechaï¿½ aquï¿½ se supone que deberï¿½amos volver- dijo cuando se acercaban a una bifurcaciï¿½n en el camino- pero quiero que veas el gran jardï¿½n de la casa.

Link asintiï¿½ con la cabeza. ï¿½l habï¿½a traï¿½do su ballesta como se le indicï¿½, querï¿½a probarla en el jardï¿½n.

Pronto llegaron a una cerca, dentro del cuadrado de cerca habï¿½an varios arbustos y en el centro una fuente. Desde ahï¿½, pudieron distinguir las figuras de Helena y Selena, sentadas en a fuente, quienes saludaron animadamente al verlos. Se bajaron del carro dejï¿½ndolo en la puerta del jardï¿½n.

-ï¿½no se supone que deberï¿½an llevar eso a la casa?- dijo Selena cuando se acercaron a la fuente.

-Solo nos desviamos un poco, querï¿½a mostrarle el jardï¿½n a Link.

-no te preocupes, preciosa- dijo Helena- aunque conforme a eso de desviarse ustedes solos al jardï¿½nï¿½

-ï¿½Quï¿½ insinï¿½a?-intervino Link.

-Nadaï¿½ Quï¿½ mï¿½sï¿½- dijeron las hermanas entre risas.

De repente Helena se quedï¿½ callada y viendo hacia la montaï¿½a.

-ï¿½estï¿½s bien Helena?- preguntï¿½ Selena preocupada.

-Sï¿½ solo me pareciï¿½ no importa- respondiï¿½.

Selena mirï¿½ hacia el cielo, como si buscara.

-ï¿½por los cielos!- gritï¿½ Selena.

Todos miraron atï¿½nitos los cielos, viendo la negra silueta que extendï¿½a sus alas, volando en cï¿½rculos alrededor del jardï¿½n, aquella bestia emitiï¿½ entonces una nube de fuego y humo. El terrible dragï¿½n se lanzï¿½ al jardï¿½n, atacando al grupo ahï¿½ reunido. Todos salieron corriendo, pero Link mirï¿½ a la bestia a los ojos y esta rugiï¿½, agudizando el sonido cada vez mï¿½s. Link sintiï¿½ como si sus mï¿½sculos se tensaran y quedï¿½ paralizado, mientras el dragï¿½n realizaba su embestida.

Alina, al verlo, quedï¿½ sumida en una intensa desesperaciï¿½n y corriï¿½ hacia su amigo, empujï¿½ndolo, pero el tiempo no fue el suficiente y el golpe cayï¿½ sobre ella, su cuerpo se elevo por el impulso durante unos instantes, suficiente para que le dragï¿½n la agarrara y saliera volando. En ese omento Link vio que el dragï¿½n estaba protegido por una armadura, y esa armadura tenï¿½a la insignia del la trifueza y el dragï¿½n.

Link cargo una flecha en la ballesta que llevï¿½, saliï¿½ en persecuciï¿½n de la bestia pero las flechas no se elevaban lo suficiente y la pocas que le dieron rebotaron. Poco tiempo despuï¿½s sus piernas empezaron a ceder y cayï¿½ sobre el pasto del campo.

R4ml · Administrador Registrado: 12 Sep 2007 Mensajes: 1324

Link veï¿½a alejarse al dragï¿½n, no sabï¿½a cuanto corriï¿½ y no podï¿½a evitar preocuparse por el destino de Alina, intentï¿½ levantarse, pero no pudo, no tanto por el cansancio sino por la culpa y el sentimiento de impotencia. Pronto llegï¿½ el carro de caballos con Helena y Selena. Entre las dos lo ayudaron a levantarse, recogieron la ballesta y el carcaj que dejï¿½ Link tirado. Recostaron a Link en la parte trasera del carro, junto con las cosechas.

Mientras recorrï¿½an el camino de regreso a la casa, Link vio que en los campos no habï¿½a gente, pero mï¿½s adelante empezï¿½ a ver algunas personas que caminaban apresuradas, otras de plano corrï¿½an, hacia la misma direcciï¿½n que ellos, asustados por lo que acababa de pasar.

Al llegar a la casa, Link se habï¿½a recuperado y bajo solo del carro. Junto a la casa estaban reunidos los recolectores y segadores, todos clavaron sus miradas en el muchacho. Link podï¿½a escucharlos susurrar ï¿½es culpa de ï¿½lï¿½, ï¿½se han llevado a Alina por su culpaï¿½, entre otras cosas. Lo peor era que probablemente tuvieran razï¿½n, Link pensï¿½ en la posibilidad de que el dragï¿½n estuviera controlado por la magia de Alejandro. Si puede controlar dragones, ï¿½Quï¿½ podrï¿½ hacerle a Hyrule y a esta tierra? Pensï¿½.

Las hermanas le pidieron que se fuera a su habitaciï¿½n. Cuando llegï¿½ ahï¿½ se recostï¿½ y echï¿½ a un lado la ballesta y el carcaj. Empezï¿½ a pensar en Alina y eso lo hizo sentir culpable, pensï¿½ en rescatarla, serï¿½a peligroso volver a Hyrule si Alejandro querï¿½a matarlo, pero tarde o temprano tendrï¿½a que regresar, no dejarï¿½a a Zelda y a sus amigos a la merced de ese hombre.

Se levantï¿½ y agarrï¿½ la ballesta, el carcaj y el escudo. Saliï¿½, decidido a escabullirse e ir a Hyrule, pero cuando caminaba en los pasillos, se encontrï¿½ con Helena y Selena. Estaban platicando y les sorprendiï¿½ ver al muchacho.

-ï¿½Dï¿½nde crees que vas?- dijo Selena.

-Tengo que rescatarla, no es solo por ellaï¿½

-Sabemos que quieres ir a ver a tu princesa, lo vimos en tus sueï¿½os.

-Pero no podrï¿½s ni llegar solo.

Helena y Selena lo llevaron a una habitaciï¿½n, llena de tesoros, comparable a la habitaciï¿½n de Giovanni en la ciudadela, habï¿½a de todo. Las hermanas se fueron al mismo lugar, juntas sacaron une caja alargada de madera fina, bellamente decorada. La asentaron con sumo cuidado en el suelo. Sacaron de ella una espada en su vaina, el mango tenï¿½a forma de dragï¿½n y un diamante incrustado.

-Esto, Link es mï¿½s que una espada, esï¿½ como un amigo- Dijo Helena.

Link quedï¿½ extraï¿½ado con el comentario.

-solo necesito un arma para recuperar mi antigua espada.

-La espada Maestra no te serï¿½ ï¿½til, no como tu piensas al menos- intervino Selena.

-esa es la espada que el mal no puede tocar, pero tienes que entender que la magia que te terminï¿½ trayendo aquï¿½ no era, magia negra ni nada por el estilo, y por lo que sabemos a travï¿½s de ti, ese hombre al que temes no es malo solo estï¿½ herido y cegado por la ira y la frustraciï¿½n.

Link se quedï¿½ atï¿½nito, realmente no habï¿½a pensado en eso.

-extiende tu mano- dijo Selena.

El lo hizo con cierto temor, ella se la sujeto. Helena desvainï¿½ la espada y con sumo cuidado hizo un corte el la palma de Link, quien retirï¿½ su mano al instante. La sangre parecï¿½a ser absorbida por el filo de la espada, entonces el diamante adquiriï¿½ un color rojo oscuro.

-un pequeï¿½o sacrificio- dijo Helena.

La mujer clavï¿½ la espada en el suelo. Inmediatamente empezï¿½ a formarse una espectral figura alrededor de la espada, un dragï¿½n.

-Si a uno de estos te vas a enfrentar este te ayudara.- dijo Selena sonriente.

-ï¿½l no siempre fue una espada ni un dragï¿½n, y lejos del poder que lo ata a esta forma, dentro de ï¿½l hay un poder que te podrï¿½a ser ï¿½til.

-Creemos que la clave para que recupere su poder estï¿½ en el reino detrï¿½s de la montaï¿½a.

Link se acercï¿½ cuidadosamente, el dragï¿½n levantï¿½ bruscamente su cabeza.

-Tranquilo, amigo- dijo el muchacho como si intentara calmarlo.

-ï¿½amigo? ï¿½pues te conozco?- Dijo la bestia para sorpresa de Link.

-Es algo hablador, por cierto- dijo Selena- Lo conocemos por el nombre de Eliï¿½n.

-El tampoco recuerda mucho de su vida, pero a diferencia de Alina, que la perdiï¿½ en un accidente, en el es como si su mente estuviera dividida por una muralla, hecha para reguardar los secretos, no a quien intentara leï¿½rsela, sino a ï¿½l mismo.

-alguien lo puso ahï¿½, la pregunta es ï¿½por quï¿½? ï¿½Quï¿½ secreto tan terrible se oculta?

Ellas tambiï¿½n le dieron a Link una armadura ligera y mandaron a traer una botella de la sopa medicinal para un dï¿½a mï¿½s. Sacaron otra caja de aquel cuarto, de ahï¿½, sacaron un gorro que terminaba en una corona similar a la de Zelda, cosa que no llamï¿½ mucho la atenciï¿½n de Link, pues habï¿½a visto el diseï¿½o en algunos objetos. Le dieron igual un cuerno dorado que tenï¿½a escrito con letra Hylian antigua: ï¿½Si el rey toca el cuerno dorado, el reino le responderï¿½ al reyï¿½.

Le mandaron a traer un caballo, ï¿½l agarrï¿½ la espada del dragï¿½n y Selena y Helena le dieron las ï¿½ltimas indicaciones y explicaciones.

-Link, la corona y el cuerno fueron traï¿½dos aquï¿½ hace un buen tiempo por un escuadrï¿½n que vino a explorar las tierras, buscando posibilidades de anexiï¿½n.- dijo Helena

-a este escuadrï¿½n le faltaba alguien importante, no sabemos exactamente, y para ellos eran muy importantes estos objetos.-agregï¿½ Selena

-prueba tocar el cuerno.

Link se llevï¿½ a los labios el cuerno y lo tocï¿½ con todas su fuerzas, desatando un fuerte sonido. ï¿½l pudo ver a lo lejos un destello, mï¿½s allï¿½ de las montaï¿½as, apenas visible, pero a la vez notable. Las hermanas no parecieron notarlo. ï¿½ï¿½y el reino le responderï¿½ al reyï¿½. ï¿½serï¿½a esa la respuesta del reino? ï¿½el cuerno lo confundiï¿½ con el rey?

-bien, conforme a la espada, el diamante pierde el color al salir y ocultarse el sol, necesitarï¿½ mï¿½s sangre.

-No creo que le caballo pueda subir la montaï¿½a- Comentï¿½ Link.

-si no puede, llama por el cuerno y lo llamaremos desde aquï¿½.

-Ve al oriente, y llegarï¿½s a tu destino.

Link mirï¿½ brevemente al occidente.

-ï¿½quï¿½ hay del otro lado?

-llanuras.

-mï¿½s allï¿½ hay unas colinas asï¿½ como unas grutas.

Link se dispuso a partir, sin ni siquiera decir un adiï¿½s, todavï¿½a se sentï¿½a muy culpable.

-ï¿½espera!- intervino Selena- realmente espero que las diosas te concedan la victoria.

-La traerï¿½- dijo Link- adiï¿½s, nos veremos pronto.

-Nos vemos muchacho, en ti colocamos nuestra esperanza- dijeron.

Link saliï¿½ cabalgando hacia las colinas. Mirï¿½ atrï¿½s, habï¿½a empezado atardecer y el sol le dio en la cara. Siguiï¿½ su camino hasta la montaï¿½a sin volver a mirar atrï¿½s.